Sobre el tesoro difícil de encontrar

Acabo de  reunirme con un experto en el tema del tesoro difícil de encontrar. Desde que tuve conocimiento por primera vez de la existencia de este tesoro, su búsqueda se convirtió en el objetivo principal de mis horas.  Y ahora, por primera vez,  he logrado reunir datos concretos y conclusivos sobre su localización. 
Según mi informante, existen caminos tan ocultos que solo los transitan aquellos que han perdido el rumbo.  Y entonces los toman por caminos regulares, ya que si al menos supieran que se han perdido no estarían tan completamente perdidos.   Para encontrar el precioso tesoro hay que recorrer uno de estos caminos, y hacerlo en el sentido correcto (aquel que nos acerca y no el que nos aleja).

Solo el que se pierde a sí mismo tiene la posibilidad de toparse con el tesoro. 

Y en verdad son pocos los que no lo hacen.  
De hecho, no estaríamos vivos si no lo hubiéramos encontrado al menos una vez.
Y hasta aquellos afortunados que se han formado el hábito de encontrarlo a diario solo lo han encontrado una vez.

El reto mayor consiste en ser capaz de reconocerlo una vez que nos enfrenta…

Si tenemos bien claro  en nuestra mente qué  es lo que estamos buscando, eso será lo que obtendremos, y entonces habremos perdido la oportunidad de identificar el  tesoro y disfrutar sus bendiciones. 
Pero incluso los viajeros de más estrechas miras lo han identificado al menos una vez, y a ello deben todas las alegrías, muchas o pocas, que han disfrutado en su paso por el mundo de las formas, si bien el tesoro no consiste en ninguna de ellas, ni en la suma de todas, sino que es eso que nos da la capacidad de disfrutarlas.

Y en cuanto a aquellos elegidos que se han formado el hábito de identificar el tesoro a cada instante: 
Solo lo han identificado una vez.

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